El 27 de julio, como muchas tardes entre semana, algunos compañeros se reunieron para hacer alguna salida corta, en este caso se visitó la cueva del Lobo Marino de Nerja, fresquita y divertida, a la que se accede desde el mar siempre que esté calmado, o con un corto rapel guiado por un cable de acero. La instalación es mejorable pero suficiente.
Los sifones que dejan entrar la luz del sol, el sonido de las olas y la pequeña playa interior crean una cavidad muy especial y con una morfología muy poco frecuente, al menos para nosotros.
Una estupenda actividad para los menos experimentados o simplemente para escapar del calor.
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