Hay que reseñar que en la principal sala de esta pequeña sima, algún "salvaje" (no hay otra forma de calificarlo, bueno, si, pero aquí no lo pondré) se ha dedicado a romper algunas de las bellas estalactitas que hay y que la naturaleza con tanto tiempo y paciencia se encargo de hacer.
A los futuros visitantes les rogaría que hagan uso del respeto a la naturaleza que todos deberíamos de practicar.
La tarde pasó rápidamente mientras descendíamos y saliamos de nuevo, terminando algunos con una refrescante cerveza (bastante calor hacía) en el pueblo de Deifontes.
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