El pasado 30 de noviembre, Francisco Ortega, Manuel Fermín Sánchez y Jesús Jabonero, fueron a visitar la Cueva del Cogollillo (Sierra Elvira), conocida por sus bonitas formaciones y sobre todo por el calor y humedad interna. Son tales esas condiciones, que ese día al ser frio y al aproximarse a su boca, se podía observar fácilmente una columna de vapor que salía de su interior.
Una vez dentro, los primeros minutos se hicieron duros por el contraste de temperaturas, pero ya aclimatados se siguió perfectamente por la cueva sin problemas, pero eso sí, con mucho sudor.
Una vez bajada a la primera cabecera ya se empiezan a observar bonitas formaciones y una vez tocado fondo, Jesús les enseña una formación extraordinariamente rara pero de muy difícil acceso, por la estrechez de su localización.
Pasada la sala del nacimiento se abre una zona con grandes coladas y banderas, seguida por un kaos de bloques. Entre estos, se baja a una zona escalonada, donde se abre una salita y que por la que “callejeando” entre sus bloques se llega a pequeños fosos sin interés.
Fuera de esta sala y próxima a ella se abre una pequeña fisura por la que se desciende, entrando en una galería de techos altos y llena de formaciones conocida como sala de los cristales. Al ser delicada, el camino esta balizado por cuerdas para prevenir el deterioro.
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